Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) existen 39 millones de personas que son completamente ciegas y 246 millones que tienen una visión reducida, siendo un total de 285 millones de personas con discapacidad visual aproximadamente. Y aunque en la actualidad existen distintos tipos de herramientas para mejorar la visión residual en personas con discapacidad visual de leve a moderada, estas no sirven del todo para personas con discapacidad visual de severa a profunda o con ceguera, las que muchas veces necesitan de otras condiciones para complementar o sustituir el sentido de la visión.
Generalmente, las personas con discapacidad visual de severa a profunda o con ceguera dependen de herramientas como el bastón o los lazarillos para aumentar su independencia en el desarrollo de sus actividades diarias, pero éstas a su vez también presentan sus propias limitaciones. El bastón tiene un alcance aproximado de 1.5 metros y no es útil para detectar obstáculos sobre el nivel de la cintura. En el caso de los lazarillos, se requiere de mucho tiempo para entrenar a los perros, donde además hay un período adicional para que la persona se adapte a estos.
No obstante, algunos avances tecnológicos se han interesado por realizar equipos o sistemas modificados para mejorar las habilidades funcionales de las personas con algún tipo de capacidad reducida. En el caso de las personas con discapacidad visual, por ejemplo, se han desarrollado bastones electrónicos con sensores ultrasónicos que permiten detectar obstáculos cercanos con anticipación.
Basados en la emisión de un pulso de ultrasonido y midiendo el tiempo transcurrido entre la emisión del sonido y la recepción del eco, se puede determinar la distancia a la que se encuentra el obstáculo que produce la reflexión de la onda sonora. Estos dispositivos presentan alertas auditivas o vibratorias para prevenir a la persona sobre la proximidad de un objeto.
Es así como, con el uso de una serie de tecnologías, diferentes aplicaciones proponen aumentar la funcionalidad de estos dispositivos, entre las cuales se incluyen sensores infrarrojos para detectar cambios de nivel en terrenos irregulares, GPS (Global Positioning System), GSM (Global System for Mobile Communications), GPRS (General Packet Radio Service) para realizar el posicionamiento de las personas, logrando ubicarlos en un lugar determinado o guiarlos hasta una dirección específica, RFID (Radio-Frequency Identification) para mejorar la navegación en zonas con diferentes etiquetas, ubicadas en lugares estratégicos, entre otros.
Hoy en día, las tecnologías asistenciales, como los bastones electrónicos, refuerzan en las personas con discapacidad visual su percepción tempo-espacial y su capacidad de desplazamiento dentro del contexto donde se desenvuelven. Sin embargo, esta tecnología no sería del todo suficiente para garantizar una mejor calidad de vida en este sector de la población. Puesto que, las diversos dispositivos de ayuda para las personas con discapacidad visual deben proporcionar una serie de características que aseguren su funcionalidad de asistencia para el usuario y estas corresponden a: una interfaz de retroalimentación clara y sencilla para las personas, un correcto desempeño bajo diferentes ambientes y condiciones de iluminación, la capacidad de detectar objetos estáticos y dinámicos para analizar cualquier aparición repentina de un obstáculo en el camino y la integración de hardware y software con el rendimiento adecuado para el procesamiento de los datos.
Ahora bien, las recientes investigaciones se están preocupando de evaluar y jerarquizar las distintas necesidades que pueden presentar las personas con discapacidad visual, ofreciéndoles y recomendando estos tipos de productos acorde a sus demandas funcionales.